10.2.03

Xueves 2003.02.06

Sí, una cosa es que seas la Enorme Mujer que Amo y otra que yo permita que pases encima de mí. Mucho trabajo he invertido en mí, para yo mismo pensar en derribar el enorme "árbol carnal, generoso y cautivo" (Miguel Hernández) que soy, ya que de hacerlo, socavaría mi amor por mí, en primera instancia. Las raíces ése árbol están en lo más hondo de mi ser, de ése árbol del cual en ocasiones tomaste sus frutos. Porque me respeto yo, no siento digno que continúe en un ritmo diferente al mío, en una paciencia que me hiere ...

Alejandro Guerra Aguilera

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