3.6.03

Dionisio

A Dionisio le gusta el verano en la costa. Cuando él y su mujer –entonces una moza guapa donde las haya– se fueron del pueblo y pusieron el bar justo ante la playa fue como empezar a quitarse de encima la mantilla oscura de su mundo anticuado para abrirse a la luz del mar. Pero se tomaron su tiempo. Y ahora, mientras observa a las chicas en la arena, luciendo colores breves sobre su cuerpo, ante tanta ausencia de ropa se pregunta si esos muslos, esos pechos, esas nalgas, debió tenerlos también alguna vez su mujer, bajo el vestido negro.

Albert Rossell

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