3.6.11

El cruce

No podía evitar dejar de mirar de un lado a otro y no podía evitar sentir la impotencia de no poder pasar al otro lado. Mirase donde mirase no veía escapatoria de aquel embrollo.
Miraba al frente y veía todas aquellas personas con el mismo deseo que yo, pasar al otro lado. Miraba a mi derecha o a mi izquierda, podía observar niños totalmente agobiados deseosos de pasar, y a sus madres igual, pero tras la larga y angustiosa espera, el semáforo se puso verde, paró en seco a todos los coches y permitió pasar a todos los angustiados peatones.

Sergio Romo Moreno

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Original, como siempre. Y buen final. Tienes madera para expresarte, y para captar esos detalles que a casi todos les pasan inadvertidos.

Personalmete y con respecto al microcuento, me he sentido alguna vez presa del caos absurdo y gris de la gran ciudad.

Un saludo,

Reyes

Anónimo dijo...

Por fin lo he leido, gracias por publicarlo y sobretodo por animarme a escribir. Ya tengo nuevas historias e ideas en mente.

Un saludo

Sergio

Gabriel Ramos dijo...

¿Como puedo colaborar en esta página?
Saludos
Gabriel Ramos