30.1.04

Alineación

El presidente sonreía satisfecho cuando levantó la regla del mapa. El país de ese dictadorzuelo con tanto peligro quedaba atravesado por un tramo indiscutible, suyo, de la línea roja que acababa de trazar entre los extremos del eje maligno. De inmediato, los dos estrategas que le asesoraban intentaron convencerle de que sólo era una casualidad geométrica. Pero fue en vano. Ya nada era como antes, como cuando bebía y olía a mierda y se lo llevaban al vuelo entre imprecaciones –¡funcionarios renegados!– e insultos más fuertes. Pronto empezarían los bombazos que acabarían para siempre, seguro –dijo–, con los atropellos.


Albert Rossell

No hay comentarios: