Creación
Se aburría. Decidió crear un mundo. El primer día lo dedicó a elaborar bienes de consumo y pecunia para adquirirlos. El segundo diseñó armas e inventó guerras para sustentar la producción masiva de aquéllas. Pensó que no estaría mal dar un toque sofisticado y concibió las armas químicas. El tercer día apenas descansó dando cabida a redes de corrupción ilimitadas. Siguió derrochando ingenio, hasta que al fin, contrariado e insatisfecho, llegó al sexto día. Pensativo, El Hombre, se dijo: "Podría crear así mismo un dios en quien depositar la responsabilidad de haber construido esta mierda". Al séptimo día se suicidó.
Luna
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