Atrapado en las cámaras
Hubo un fallo en el sistema y se quedó encerrado en la cámara acorazada del banco. Gritó desesperadamente pero sus esfuerzos resultaron inútiles. No entró nadie ese día. Al siguiente tampoco. Al tercero decidió alimentarse a base de billetes. Pasaba el tiempo y las enormes sacas repletas de billetes iban desapareciendo en la misma proporción con la que el cajero iba engordando.
Y llegó el día. Sólo quedaba una saca que contenía dos billetes. Se comió el penúltimo y se abrió la puerta. Aparecieron el notario y un cámara de televisión.
- Ya era hora. Creíamos que no sería usted capaz.
Juan Luis Mora
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