17.3.03

Curanderismo marítimo

Como tantas veces, ayer fue despertado a medianoche para bendecir las barcas. En el frío nocturno de la playa eligió la oración que las librase del conjuro de las brujas del pueblo. Así volvierían a encontrar bancos de peces. Pero la ausencia de luna, el chillido lacerante del viento, la mirada ansiosa de los pescadores, y la misma confusión de sus muchos años, terminaron por aturdirle. Por primera vez en su vida, el rezo pronunciado no fue el correcto. Sin embargo, hoy han vuelto las embarcaciones llenas a rebosar de peces y agradecimiento. Y él las mira sin entender nada.

Albert Rossell

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