23.7.04

Falsa alarma

No tiene más de 7 años. El pelo rubio casi se adivina debajo, como un lingote de oro metido en el lodo. Sus palabras no parecen estudiadas.
-Mis papás están sin trabajo...tengo tres hermanitos que cuidar...
Su carita busca vanamente algún destello de compasión entre los pasajeros. Mira hacia abajo y comienza a llorar. No está fingiendo, seguramente habrá una reprimenda por no llevar una moneda a casa. De pronto, mágicamente los hombres llevan sus manos a la cintura y las mujeres revuelven sus carteras. Ella escucha el tintinear de las monedas. Sonríe. Un pasajero atiende su celular. Falsa alarma.

Darío Blanco

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