4.4.04

Dentro

Súbitamente el ruido que ya escuchaba desde hacía unas horas dejó de estar ahí. La mujer se quedó mirándole y él le sonreía de vez en cuando, pero nada le hacía olvidar el tic tac del momento. Él llevaba un reloj pintado en el pulso, trágicamiente negro. El olor le gustaba. Insatisfecha se fue a mirar en el espejo pero no se pudo ver, porque no sabía cómo hacerlo y tenía que saber todo hasta las siete de la mañana, cuando se quedaba dormida . Si él se quedase, ella permitiría quedarse triste, sólo porque no tuve tiempo para conquistarle...

Filipa Lucena

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