20.12.03

Causas perdidas

Ha despertado sudoroso, angustiado tras un vívido sueño. El aciago cura que torturó su infancia volvía a llamar a sus padres, le recriminaba duramente ante ellos su absoluta falta de fe y su incapacidad de adaptación a las normas socioreligiosas más elementales. Después, hacia mediodía, el director del periódico le ha recordado la ideología progresista del mismo, y le ha reprochado esa obsesión por defender en su columna a estudiantes agitadores, fanáticos provocadores que osan exhibir cruces o medialunas en las camisetas: es necesario resguardar la religión de la vida pública -ha dictaminado- para preservar la libertad de la ciudadanía.

Albert Rossell

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