18.11.03

Entonces como ahora

Terminadas las elecciones con resultados poco determinantes, los políticos andan atribulados, sudorosos, tratando de apresurar sus pactos. Se nota que les falta el aliento. Sufren. En el ejército, a menudo nos sentíamos puteados por las órdenes caprichosas de oficiales y jefes. Pero en los actos militares, los de la banda obteníamos nuestra pequeña venganza: la satisfacción de verlos correr a paso ligero ante nosotros. Y procurábamos imponer a la música marcial un ritmo un poco más acelerado del que el brigada nos pedía. Atribulados, sudorosos, les faltaba el aliento y sufrían. Esto nos satisfacía. Reíamos por dentro, igual que ahora.

Albert Rossell

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