7.12.01

Castillo Templario

En el casco viejo, estrenábamos el camino de las estrellas o de Santiago. El punto de partida era el castillo templario, el cuál, de pronto, se nos apareció cual fantasma mostrando su espectro, en la cima de una colina. Imponente y gloriosa, la fortaleza legendaria disfrutaba como telón de fondo, de la luz encarnada rubí del alba.
Caminados unos metros por los adoquines centenarios, guardianes de pasos y huellas; con atención presta y aguda, se podían escuchar a los caballeros hospitalarios de la cruz roja y capa blanca, partiendo, de un embate, de sus aposentos al lomo de sus caballos.

Marta Armadà

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